Mi última reflexión acerca de la actualidad económica tratará de ser menos árida, para ello he decididdo que no existe una mejor manera de explicar la crisis que con una "historia basada en hechos reales". Puede que no sea una historia quesalga en los periódicos, pero desde luego es una história y esta mas que relacionada con los temas tratados en las últimoas 6 o 7 actualizaciones.
Nuestra história comienza alrededor de Abril/Mayo del 2009 cuando una de las empresas más grandes de España, una multinacional, llamó a la puerta ofreciendo comprar una cantidad importante de los productos de la empresa.
Si esa operación saliera adelante, sería la venta más gorda del año, casi de la historia de la empresa, una Pyme con muchos años en su negocio pero una Pyme de las miles y miles que hay en España, cinco trabajadores y todos, menos uno, familiares. Además, en tiempos de crisis, cualquier venta es buena y, si se pudiera abrir la puerta de un cliente muy grande pues hay que intentarlo.
Después de semanas de negociaciones y de exigencias por parte del comprador, incluyendo una reducción importante de los precios, se llega a un acuerdo en precio y en condiciones de pago a 90 días que, para una Pyme que tiene que pagar los productos inmediatamente, es mucho tiempo esperar.
No obstante, deciden ir adelante y, poco después, reciben el contrato que, aunque no cambió el precio acordado, exigían unas condiciones de pago de seis meses, sin pagos iniciales ni nada. Tu les das tu producto inmediatamente y ellos no sueltan nada de nada durante 180 días.
Es que hay que entender y aceptar que las empresas grandes tienen sus procedimientos y condiciones y no pueden cambiarlos para acomodar a los pequeñitos, incluso para cumplir con acuerdos que ellos mismos habían aceptado. Así lo presentan.
Bueno vale, adelante, esperaremos recibir todo en un pago después de los 180 días, es decir, el 26 de diciembre de 2009. Como el cliente es grande, seguro que se podrá descontar la factura con el banco aunque el coste reducirá aún más el margen. Se acuerda con el banco los gastos y, por precaución, se extiende el descuento hasta primeros de enero….nunca se sabe.
Los productos se envían sin problema y el cliente está encantado.
Cuando llega el 27 de diciembre, el día después de los 180 días estipulados, la cuenta demuestra que el pago no se ha recibido y, tras repetidas llamadas, a la Pyme se le informa que es práctica de la empresa no efectuar pagos en diciembre y todos los pagos debidos en diciembre se efectúan el 15 de enero del año siguiente. Problemas de cierre del año y presupuesto para el año siguiente, etc., ya sabes, lo de empresas grandes. ¿Eso no lo sabían cuando aceptaron las condiciones y firmaron el contrato?
Llega el 16 de enero del 2010 y el pago tampoco se ve reflejado en la cuenta. ¡Ahora si que hay un problema! Aquí está una pequeña empresa pendiente de recibir un pago importante, un pago que cancelaría el descubierto con el banco, y este ahora está pidiendo que se devuelva su crédito. Después de repetidas llamadas durante un par de semanas entre la Pyme y la multinacional nada pasa y el banco ha suspendido todas las líneas a la Pyme.
Al final, resulta que la multinacional necesita la firma del presidente para poder efectuar la transferencia. ¡Una multinacional de las grandes, con muchos millones de facturación y de beneficios y necesita la firma del presidente para autorizar el pago de una factura caducada de miles! Además, parece que el presidente no está disponible ya que el pago no llega y no pueden confirmar cuándo llegará.
Por suerte, el propietario de esta Pyme tiene un familiar trabajando en un puesto más o menos importante en la multinacional y, tras unas llamadas de auxilio, con la ayuda del familiar, se consigue el pago, más de un mes después de lo que acordaron en el contrato.
Ahora están esperando nerviosos el pago de otra empresa de las grandes que cumpla con su compromiso de pago, otra vez, después de los 180 días exigidos.
En estas páginas hemos hablado hace tiempo de que la forma más impactante de conseguir una mejora de la situación financiera y de liquidez de las pequeñas empresas y, por consiguiente, en el tejido empresarial más importante, es que las facturas se paguen lo antes posible o, cómo mínimo, que se paguen. Además, si no se paga a tiempo, debería haber penalidades importantes y deberían ser facilmente ejecutables. Y, en general las muiltinacionales deberían poder ser llevadas a juicio por incumplimiento de contrato sin el temor a que te den una patada en el culo y nunca vuelvas a poder hacer un trato con ella. Pero claro, ¡que nadie me toque mi multinacional! dirán los gobiernos.
domingo, 14 de febrero de 2010
sábado, 13 de febrero de 2010
La acumulación y el ejército de reserva
Este capítulo es el comienzo del segundo bloque, el cual engloba los procesos de acumulación. Los conceptos que se aclaran en este capítulo me han parecido especialmente interesantes y me han ayudado a comprender mejor el funcionamiento de ciertos aspectos de la sociedad capitalista. Antes de destacar las premisas más importantes del capítulo, creo que es relevante mencionar que Marx se vio muy influido por Quesnay.
El capitalista tiene interés en ampliar su capital lo que viene a ser la acumulación. La acumulación implica un aumento en la demanda de la fuerza de trabajo, de ahí la importancia de explicar el valor de la fuerza de trabajo. De forma natural existiría una tendencia (en las condiciones de acumulación) de los salarios a subir; pero este hecho no puede darse porque el sistema económico se vería amenazado.
Es en este punto donde entra en juego el ejército de reserva del trabajo, el cual consiste en obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado, ejercen una presión constante, hacia abajo, en el nivel del salario. De esta forma queda explicada también la naturaleza del proceso capitalista.
El capitalista tiene interés en ampliar su capital lo que viene a ser la acumulación. La acumulación implica un aumento en la demanda de la fuerza de trabajo, de ahí la importancia de explicar el valor de la fuerza de trabajo. De forma natural existiría una tendencia (en las condiciones de acumulación) de los salarios a subir; pero este hecho no puede darse porque el sistema económico se vería amenazado.
Es en este punto donde entra en juego el ejército de reserva del trabajo, el cual consiste en obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado, ejercen una presión constante, hacia abajo, en el nivel del salario. De esta forma queda explicada también la naturaleza del proceso capitalista.
El Problema del valor cuantitativo

En toda sociedad el trabajo se aplica a la producción y los productos se distribuyen entre la población; lo que cambia a lo largo de la historia es el modo de gestionar dichas acciones. En la sociedad productora de mercancías es el valor del cambio el que rige la asignación de la actividad productiva.
Marx supone la existencia de una correspondencia exacta entre las proporciones de cambio y las de tiempo de trabajo, aclarando:
a) Que esta asignación de valor debe basarse en el tiempo “socialmente necesario”, esto es, en condiciones normales.
b) Que el trabajo más calificado, sea por habilidad natural o por entrenamiento, que el trabajo medio debe tener la capacidad de aumentar proporcionalmente el valor del producto. Sin embargo, dado que desde el punto de partida del análisis marxista las diferencias entre trabajo calificado y no calificado no eran esenciales, ignorarlas era una “abstracción pertinente”.
El papel de la competencia.: A través de la clásica metáfora del ciervo y el castor, Sweezy explica cómo en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla. En palabras de Marx “en el momento en que la oferta y la demanda se equilibran mutuamente y, por lo mismo, cesan de actuar, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real”.
“Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.
La ley del valor resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías en la que sus productores privados satisfacen sus necesidades por el cambio entre ellos. Estas fuerzas son, por un lado, “la productividad del trabajo en las diferentes ramas de la producción y la norma de las necesidades sociales modificada por la distribución del ingreso” y, por otro, la oferta y la demanda como fuerzas equilibradoras del mercado. Por ello, la ley del mercado aclara que, aunque las decisiones económicas no se tomen de modo centralizado, existe el orden más allá del caos aparente.
Mientras que esta ley no sirve para entender un entramado económico como el capitalismo, pierde todo su valor si se habla de un sistema económico como el socialista, cuya actividad productiva es sometida a un control consciente. Es en ese caso en el que el principio de planeación sustituye a la ley del valor.
En términos de equilibrio económico, es necesario destacar el papel que juega la demanda social de un bien. Por tanto, para determinar este equilibrio es necesario no sólo necesario conocer información sobre costo relativo en trabajo sino también información sobre la intensidad relativa de la demanda.
Sin embargo, el desdén de Marx por los problemas derivados por la opción de los consumidores ha sido objeto de muchas críticas posteriores. Aun con esto, esta visión marxista ha encontrado un amplio apoyo en tendencias recientes del pensamiento económico como la de Schumpeter y los keynesianos.
El valor y el precio de producción.
El precio, según Marx, no sería otra cosa que la expresión monetaria del valor, mientras que los precios de producción serían modificaciones de los valores. Dado que los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales, la teoría del precio de la producción se basaría en la teoría del valor hasta el punto de que no tendría sentido fuera de ella.
En situación de monopolio, la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio pierde su eficacia casi por completo; al contrario que la relación precio de producción-valor, las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sometidas a ninguna regla general.
Marx supone la existencia de una correspondencia exacta entre las proporciones de cambio y las de tiempo de trabajo, aclarando:
a) Que esta asignación de valor debe basarse en el tiempo “socialmente necesario”, esto es, en condiciones normales.
b) Que el trabajo más calificado, sea por habilidad natural o por entrenamiento, que el trabajo medio debe tener la capacidad de aumentar proporcionalmente el valor del producto. Sin embargo, dado que desde el punto de partida del análisis marxista las diferencias entre trabajo calificado y no calificado no eran esenciales, ignorarlas era una “abstracción pertinente”.
El papel de la competencia.: A través de la clásica metáfora del ciervo y el castor, Sweezy explica cómo en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla. En palabras de Marx “en el momento en que la oferta y la demanda se equilibran mutuamente y, por lo mismo, cesan de actuar, el precio de mercado de una mercancía coincide con su valor real”.
“Ley del valor” vs. “Principio de planeación”.
La ley del valor resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías en la que sus productores privados satisfacen sus necesidades por el cambio entre ellos. Estas fuerzas son, por un lado, “la productividad del trabajo en las diferentes ramas de la producción y la norma de las necesidades sociales modificada por la distribución del ingreso” y, por otro, la oferta y la demanda como fuerzas equilibradoras del mercado. Por ello, la ley del mercado aclara que, aunque las decisiones económicas no se tomen de modo centralizado, existe el orden más allá del caos aparente.
Mientras que esta ley no sirve para entender un entramado económico como el capitalismo, pierde todo su valor si se habla de un sistema económico como el socialista, cuya actividad productiva es sometida a un control consciente. Es en ese caso en el que el principio de planeación sustituye a la ley del valor.
En términos de equilibrio económico, es necesario destacar el papel que juega la demanda social de un bien. Por tanto, para determinar este equilibrio es necesario no sólo necesario conocer información sobre costo relativo en trabajo sino también información sobre la intensidad relativa de la demanda.
Sin embargo, el desdén de Marx por los problemas derivados por la opción de los consumidores ha sido objeto de muchas críticas posteriores. Aun con esto, esta visión marxista ha encontrado un amplio apoyo en tendencias recientes del pensamiento económico como la de Schumpeter y los keynesianos.
El valor y el precio de producción.
El precio, según Marx, no sería otra cosa que la expresión monetaria del valor, mientras que los precios de producción serían modificaciones de los valores. Dado que los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales, la teoría del precio de la producción se basaría en la teoría del valor hasta el punto de que no tendría sentido fuera de ella.
En situación de monopolio, la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio pierde su eficacia casi por completo; al contrario que la relación precio de producción-valor, las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sometidas a ninguna regla general.
Plusvalia y capitalismo

EL CAPITALISMO
Bajo la producción simple de mercancías, a la que mayormente hasta ahora, hemos limitado nuestra atención, cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción; bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro realiza el trabajo. Además, tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías; es decir, unos y otra son objetos de cambio. Se sigue que no sólo las relaciones entre propietarios, sino también las relaciones entre propietarios y no propietarios tienen el carácter de relaciones de cambio. Lo primero es característico de la producción de mercancías en general, lo segundo, del capitalismo solamente. Podemos decir, por lo tanto, que la compra y venta de la fuerza de trabajo es la differentia specifica del capitalismo.
En la producción simple de mercancías el productor empieza con Mercancías, las convierte en Dinero, y de ahí, una vez más, en Mercancías. Bajo el capitalismo, el capitalista se presenta en el mercado con Dinero, compra Mercancías y entonces, después de cumplido un proceso de producción, vuelve al mercado con un producto que convierte una vez más en Dinero.
EL PRODUCTOR vs EL CAPITALISTA
EL ORIGEN DE LA PLUSVALÍA Puesto que la fuerza de trabajo es una mercancía, debe tener un valor como cualquier otra mercancía. Pero… ¿Cómo determinar ese valor de esta mercancía peculiar? El valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de una cantidad más o menos precisa de mercancías ordinarias.
Si pasamos al análisis de la plusvalía: El capitalista llega al mercado con dinero y compra maquinaria, materiales y fuerza de trabajo. Los combina después en un proceso de producción del que resulta un volumen de mercancías que son lanzadas nuevamente al mercado. Marx supone que el capitalista compra lo que compra a sus valores de equilibrio y vende lo que vende a su valor de equilibrio. Y sin embargo, al final tiene más dinero que cuando comenzó. En algún punto del proceso se ha creado más valor o plusvalía.
Con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente. Bajo las condiciones de la producción capitalista el producto del trabajo necesario va a poder del obrero en forma de salario, mientras que el capitalista se apropia el producto del trabajo excedente en la forma de plusvalía.
LOS COMPONENETES DEL VALOR El valor de cualquier mercancía producida en las condiciones del capitalismo se puede dividir en tres partes:
- La primera representa el valor de los materiales y la maquinaria usados, se le llama capital constante y se representa simbólicamente con la letra c
- La segunda parte, la que restituye el valor de la fuerza de trabajo, sufre en cierto sentido una alteración de su valor, ya que reproduce el equivalente de su propio valor y produce, además, un excedente, una plusvalía, que puede variar, que puede estar más o menos de acuerdo con las circunstancias. Se llama capital variable y se representa con la letra vc. La tercera parte es la plusvalía misma que se designa con la letra pFÓRMULA
LA TASA DE GANANCIA Para el capitalista la proporción crucial es la tasa de la ganancia, o en otras palabras, la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total del capital. Llamaremos a éste g
Es preciso indicar algunas cosas con respecto a esta proporción:
- En primero lugar, identificando directamente la plusvalía con la ganancia suponemos que no hay que pagar ninguna porción de la plusvalía al propietario en la forma de renta.
- La fórmula muestra la tasa de ganancia sobre el capital realmente empleado en la producción de una mercancía dada.
Es por lo tanto inevitable la conclusión de que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo. De ningún modo se justifica que la teoría del valor debe ser desechada, buscándose una nueva base para analizar el funcionamiento del sistema capitalista. Es perfectamente lícito suponer un sistema capitalista en el cual las composiciones orgánicas del capital son iguales en todas partes y, por lo tanto, la ley del valor sigue vigente, y examinar el funcionamiento de tal sistema. No es posible decir a priori si este procedimiento es válido o no, hay que ponerlo a prueba abandonando la suposición de las composiciones orgánicas iguales e investigando la medida en que deban notificarse los resultados obtenidos. Si se demuestra que las modificaciones son de poca importancia, el análisis basado en la ley del valor quedará justificado; si, por el contrario resultan ser bastante grandes para alterar el carácter esencial de los resultados, entonces ciertamente, tendremos que abandonar la ley del valor y buscar un nuevo punto de partida.
El hecho de que la ley del valor no sea válida en el orden económico capitalista depende, según Marx, de un factor o serie de factores que no constituye sino más bien oculta la esencia del capitalismo. Suponiendo que la composición orgánica del capital fuese la misma en todas las esferas de la producción, la ley del valor controlaría directamente le cambio de mercancías sin detener la explotación de los obreros por los capitalistas y sin reemplazar el deseo de ganancia de los capitalistas por ningún otro motivo en la determinación del volumen, la dirección y la técnica de la producción. Aquí tenemos en pocas palabras la razón para suponer iguales las composiciones orgánicas del capital. Esta suposición, sin embargo, no debe confundirse con las suposiciones de iguales tasas de la plusvalía e iguales tasas de la ganancia. Estas últimas tienen su justificación en tendencias reales existentes en una economía capitalista de competencia; la primera envuelve una abstracción deliberada de condiciones que indudablemente existen en el mundo real. Su plena justificación sólo podría demostrarse, por lo tanto, en una etapa ulterior, cuando examinemos las consecuencias de abandonarla.
Actualidad económica 3

El avance de las cuentas de la contabilidad nacional confirman que seguimos en recesión con una caida interanual del PIB del 3,6%. Se han cumplido los pronósticos del Banco de España o el BBVA y no se ha podido pasar el 4º trimestre con crecimiento cero, tal y como se comentaba entre los analistas en los días pasados.
Las previsiones de Salgado son optimistas frente a estas cifras y descarta que volvamos a tasas tan malas como esta. El resto de agentes económicos, como BBVA o CECA, han mejorado las previsiones de cremiento para el 2010, situando una tasa internual para el PIB en 2010 en torno al -0,8%, eso sí con indicadores de inflación positivos y con una tasa de paro del 19%.
Las cifras del PIB han mejorado por la mejora en la demanda interna y por la mejora en la contribución exterior en la balanza comercial. No obstante, las cifras de consumo doméstico están lejos de mostrar una recuperación plena y tenemos que tener presente que nos encontramos en el vagón de cola del G20 y de la OCDE.
Las decisiones que se tomen hoy respecto a la directrices a seguir con Grecia, el hipotético riesgo de contagio sobre la salud de las cuentas públicas españolas junto con la reforma laboral que está en ciernes van a ser aspectos determinantes para volver a las tasas positivas. Sin olvidar claro está, la necesaria restructuración del sistema financiero español con la consiguiente purga de balances de cajas y bancos y la limpieza que tienen que hacer de sus impagos inmobiliarios.
La velocidad de actuación y la rapidez en tomar todas estas medidas pueden conseguir que el 2010 sea el año de la limpieza o el año que se perdió en el tiempo, tal y como ha ocurrido con los dos años anteriores, que se han diluido dejando sólo rastros de pobreza.
viernes, 12 de febrero de 2010
El problema del valor cualitativo

Marx define la mercancía como lo producido por el hombre para el cambio. Dice que el cambio es el que produce la división del trabajo y que aunque la producción de mercancías no es una expresión directa del hombre, sí es la forma inevitable de vida económica, estando condicionada históricamente. En contraposición está Adam Smith, que dice que la causa del aumento de la producción está en la división del trabajo. Así es ésta la que provoca el cambio, y no la producción, como diría Marx. Para éste último, la producción esconde relaciones sociales subyacentes, ya que las mercancías son fruto de distintos trabajos relacionados entre sí, y es el economista el que debe descubrirlas, afirmando que la economía política ha de adquirir también carácter cualitativo y no sólo cuantitativo. Es aquí donde los métodos de economía política toman relevancia más allá de lo puramente cuantitativo, y pasan a los cualitativos. El valor de cambio de Smith es de validez cuantitativa, pero la economía política de Marx contiene elementos cualitativos:
- Valor de uso (de utilidad): Es la relación que existe entre el consumidor y el objeto consumido, es lo que ahora se llamaría “utilidad”, y Marx lo apartaba de su estudio de economía política. Pero esto no resta valor al valor de uso en la economía política, sino que es igualmente esencial para la producción, para el consumo, por lo que no aparece excluido de los factores que dictan los fenómenos económicos.
- Valor de cambio (que producido por la división del trabajo y la producción privada) como forma exterior de relación social entre los propietarios de mercancías y los productores individuales que trabajan aisladamente de los primeros. Aquí también existe un valor oculto en las mercancías, que es el trabajo abstracto (importante concepto en el pensamiento de Marx al ser el denominador común de todas las mercancías), una abstracción del propio capitalismo y no dictada por Marx, dice Sweezy. Así, la importancia del volumen total de la fuerza de trabajo social y de su nivel general de desarrollo, provee una porción de trabajo humano respecto a la demanda cambiante del capitalismo. Dice que la indiferencia es típica en la sociedad capitalista en cuanto a los particulares trabajos, donde los individuos pasan fácilmente de un trabajo a otro para generar riqueza.
- Trabajo y valor: El trabajo tiene dos aspectos clave, uno correspondiente al valor de uso, y otro al valor de la mercancía que produce. La relación existente del valor con el trabajo es cualitativamente una parte misma del trabajo pues es fuerza humana creadora de mercancías. Por otro lado, es fuerza humana gastada en torno a un fin específico, siendo un atributo útil que produce esos valores de uso.
- Trabajo abstracto: Este concepto hace referencia, en palabras textuales de Marx, al “trabajo en general”. Esto permite comprobar que la suma de la fuerza de trabajo social susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad. Presupone que el capitalismo es una fuerza muy superior a las demás formas anteriores de sociedad.
- La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor: Es obvio que las tareas más significativas del ámbito cuantitativo están basadas en datos de análisis cualitativo, y a esto llegó Marx tras su periplo metodológico, que le hizo modificar poco a poco sus ideas y perfeccionarlas. Y es que, por el mero hecho de que una mercancía es un valor, ha tomado parte de la actividad que produce la riqueza de la sociedad, y aquí las simplificaciones en abstracto, como conceptos cualitativos, sirven como categoría cuantitativa, diferente del valor de cambio, que a su vez proporciona la magnitud del valor de cambio.
- El carácter fetichista de las mercancías: Marx dijo en El Capital que la relación entre los hombres en la producción de mercancías “adopta, a sus ojos, la fantástica forma de una relación entre las cosas”. Y esto sólo es alcanzable cuando llegados a un punto en la historia en el que la producción de mercancías está tan desarrollada que su materialización en las relaciones sociales es concluyente. Y de esta manera el orden social derivado de ello se convierte en, según Lukacs, una “segunda naturaleza”. Y es que, además, se ve al sistema actual como verdadero, como óptimo, y a los demás anteriores sólo como meras fases imperfectas, antesalas del capitalismo perfecto y puro en todas sus categorías, dando poder autónomo a cada uno de los factores de producción, pero que no deja de ser una mistificación del modo de producción capitalista.
Sweezy dice que aquellos defensores del capitalismo, los que viven bajo sus formas, admiten al mismo como una representación de las relaciones sociales. Es decir, que aunque se puedan hallar ocultas, las relaciones sociales derivadas del sistema capitalista a dado otra racionalidad a la economía dejando ver que sin el capitalismo el desarrollo sería inimaginable. Pero es que, del mismo modo, afirmamos y reconocemos, casi sin pensar en ello, que cada uno somos propietarios de una mercancía, y los que sólo disponen de la del trabajo no están ya exactamente en el plano igualitario, que se supone determina el capitalismo y la teorización del concepto de mercancía, pues el que posee sólo su fuerza de trabajo está por debajo del terrateniente y no sabe que está obligado, subyugado, a las condiciones prescritas por los que poseen los medios de producción; es decir, está siendo explotado.
jueves, 11 de febrero de 2010
El método de Marx

El uso de la abstracción
Marx era un resuelto partidario del método abstracto-deductivo. Marx practicaba y aceptaba lo que las teorías modernas han llamado el método de las “aproximaciones sucesivas”, que consiste en avanzar paso a paso de lo más abstracto a lo más concreto, eliminando suposiciones simplificadas en las etapas sucesivas de la investigación, de modo que la teoría puede tener en cuenta y explicar una esfera cada vez más vasta de fenómenos reales.
El principio de abstracción es por sí mismo incapaz de rendir conocimientos; las dificultades estriban en la manera de aplicarlo. Uno debe decidir en alguna forma de qué hacer abstracción y de qué no hacerla.
Los economistas no siempre han estado de acuerdo sobre sus objetivos. Podemos citar los problemas que algunos economistas muy conocidos se han planteado para su estudio: “la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones” (Adam Smith); “Las acciones del hombre en los asuntos ordinarios de l vida” (Marshall). No hay dos investigadores que manejen sus materiales incluso la manera de usar la abstracción exactamente en la misma forma.
Es de importancia distinguir y poner de relieve lo esencial en contraste con lo llamado no esencial. Pero a fin de hacer esto posible debemos saber qué es esencial. Poner de relieve lo esencial y hacer posible su análisis: ésa es la tarea específica de la abstracción.
En la práctica, se precisa formular hipótesis acerca de lo esencial, profundizar en estas hipótesis y comprobar las conclusiones con los datos de la experiencia. Debemos tratar de identificar sus hipótesis clave y descubrir, si es posible, de dónde las obtiene y cómo desarrolla sus implicaciones.
Como estudiante universitario, Marx se concentró en la ciencia del derecho y la filosofía, aspirando a una carrera académica. En 1842 acepto la dirección de la recién fundada Rheinische Zeitung. Con este carácter entró en contacto por primera vez con problemas sociales reales y también con nuevas ideas sociales, particularmente las ideas socialistas y comunistas. A los pocos meses la Rheinische Zeitung fue clausurada por las autoridades y Marx se encontró libre. Se lanzó al estudio intenso del socialismo y del comunismo, de la historia de Francia y de la economía política inglesa. Su actitud ante la economía política se formó y determinó mucho antes de que decidiera hacer de los estudios económicos su principal ocupación.
Tenemos, en el justamente famoso prefacio a la Crítica de la economía política. Una declaración de Marx relativa a su desarrollo intelectual durante esos años decisivos.
Esto, deja claro que la principal preocupación de Marx era la sociedad en su conjunto, y muy especialmente el proceso del cambio social. La Economía Política es importante por sí misma, porque es en su esfera donde el ímpetu del cambio social ha de encontrarse. Marx no trataba de reducirlo todo a términos económicos. Intentaba más bien poner al descubierto la verdadera interrelación de los factores económicos y no económicos en el conjunto de la existencia social.
La clave del cambio social se encuentra en los movimientos del modo de producción. Marx se dedicó un estudio completo de la economía política, desde el punto de vista de las leyes que rigen los cambios en el modo de producción.
Siguió los conflictos históricos decisivos hasta sus raíces en el modo de producción, descubrió lo que él llamo conflictos de clase. Así, el Manifiesto Comunista (1847), después de una nota introductoria comienza: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta aquí es la historia de la lucha de clases”. Las fuerzas económicas en acción se manifiestan en conflictos de clase baja el capitalismo como bajo las formas anteriores de la sociedad. Las relaciones económicas esenciales son aquellas que están debajo y se expresan en la forma de conflicto de clase. Éstos son los elementos esenciales que deben ser aislados y analizados por el método de abstracción.
Los economistas clásicos estaban también muy interesados en las raíces económicas de los conflictos sociales para el antagonismo social que ocupaba la mayor parte de su atención, tanto intelectual como emocional, era el conflicto entre capitalistas industriales y terratenientes. En consecuencia, subrayan mucho, la cuestión de la tierra y del ingreso derivado de la propiedad de la tierra. En realidad, sin el conocimiento de “la verdadera doctrina de la renta”, afirmaba Ricardo, “es imposible entender los efectos del incremento de la riqueza en utilidades y salarios, o averiguar satisfactoriamente la influencia de los impuestos en las distintas clases de la comunidad…”. Marx escribió “Nada parece más natural que empezar con la renta, con la propiedad agraria, puesto que está ligado a la tierra, la fuente de toda producción y de toda vida, y a la primera forma de producción en todas las comunidades más o menos establecidas, a saber, la agricultura”. “Nada podría ser más erróneo”. La razón que tenía para adaptar esta actitud es la clave de su procedimiento ulterior.
“El capital es la fuerza que todo lo domina en la sociedad burguesa” significa para Marx que la relación económica principal es la que existe entre capitalistas y obreros. “La relación entre el trabajo asalariado y el capital determina todo el carácter del modo de producción”.
“La sociedad en su conjunto se divide cada vez más en dos campos hostiles, en dos grandes clases que se enfrentan una a otra: la burguesía y el proletariado”. Esta relación debe ser el centro de la investigación; el poder de abstracción debe ser utilizado para aislarla. Requiere un procedimiento que implica dos pasos:
1) Todas las relaciones sociales, exceptuando las que existen entre capital y trabajo, hay que suponerlas provisionalmente alejadas, para reintroducirlas, una por una, sólo en una etapa ulterior del análisis.
2) La relación capital-trabajo debe reducirse a su forma o formas más importantes. Se refiere a las características y tendencias estructurales de toda la sociedad. “Nos ocupamos de los individuos –escribió Marx en el prefacio a El capital- sólo en la medida en que son personificaciones de categorías económicas, de peculiares relaciones e intereses de clase”.
Es una relación de cambio – El capitalista compra fuerza de trabajo al obrero; el obrero recibe del capitalista dinero con el cual adquiere lo necesario para la vida. El estudio de la relación capital-trabajo debe comenzar por un análisis del fenómeno general del cambio.
Marx. I parte del volumen 1º de El capital “Las mercancías”.
Todo lo que se destina al cambio más bien que al uso directo, es una mercancía; el análisis de las mercancías, por consiguiente, implica el análisis de la relación de cambio y su aspecto cuantitativo (valor de cambio); incluye, además, un análisis del dinero.
Cuando decimos estar operando en un alto nivel de abstracción queremos decir que consideramos un número relativamente reducido de aspectos de la realidad; enfáticamente, no queremos decir que aquellos aspectos que consideramos no sean susceptibles de investigación histórica y de ilustración factual.
Los resultados obtenidos en el volumen I tienen un carácter provisional. Se sigue de aquí que las tendencias o leyes enunciadas en el volumen I no deben interpretarse como predicciones directas del futuro. Su validez es relativa al nivel de abstracción en el cual han sido derivadas y en la medida de las modificaciones que deban sufrir cuando el análisis se lleve a un nivel más concreto.
Los volúmenes II y III tomar en cuenta factores que fueron conscientemente omitidos en el volumen I, es decir, llevar el análisis a niveles de abstracción progresivamente más bajos. Compilando los volúmenes II y III, Engels encontró mucho de material ilustrativo, pero ese material estaba “escasamente ordenado y mucho menos elaborado”.
Hay que hacer las tres preguntas que siguen relativas a las suposiciones simplificadoras (o abstracciones) que dan lugar a la crítica:
¿Están hechas con la debida consideración del problema que se estudia?
¿Eliminan los elementos no esenciales del problema?
¿Se abstienen de eliminar los elementos esenciales?
Si estas tres preguntas pueden ser contestadas en sentido afirmativo, podemos decir que se ha observado el principio de la abstracción apropiada. Este principio es de gran utilidad para la prueba de pertinencia y validez de una parte considerable de la crítica de Marx.
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